Un segundo reparto de Il viaggio a Reims en el Liceu con dos prometedores cantantes

Il viaggio a Reims en el Liceu
Il viaggio a Reims en el Liceu. Foto: A. Bofill

Se trata del segundo reparto, aunque en realidad ha sido una mezcla de los dos repartos. El Liceu ha programado un segundo reparto con cantantes jóvenes, aunque en algunas representaciones los mezla, como ha ocurrido en esta representación. El resultado ha estado en línea con el del día anterior, aunque el aspecto vocal queda por debajo, si bien ha habido dos muy prometedores cantantes entre los nuevos.

Nada nuevo diré de la producción de Emilio Sagi. En cuanto a la dirección musical de Giacomo Sagripanti, el resultado ha podido ser algo mejor que el día anterior, aunque tampoco la diferencia sea muy notable.

Repetían actuación, aparte de los comprimarios, tres de los cantantes del día del estreno. Sus actuaciones han estado perfectamente en línea con las de la víspera. Me refiero a Maite Beaumont como Marquesa Melibea, Ruth Iniesta como Madama Cortese y Manel Esteve como Don Álvaro, que volvió a mostrar su voz poderosa y bien timbrada.

La nueva Corinna fue la soprano guatemalteca Adriana González, que me produjo una muy favorable impresión. Se trata de una soprano lírico-ligera de voz atractiva y que canta de manera destacada, ofreciendo piani de gran calidad y afinación. Se desenvuelve con suficiente soltura en escena. No es aventurado decir que va a hacer carrera.

Il viaggio a Reims en el Liceu. Foto: A. Bofill
Il viaggio a Reims en el Liceu. Foto: A. Bofill

Impresión también positiva respecto de la soprano sevillana Leonor Bonilla como la nueva Condesa de Folleville. La voz tiene calidad, aunque no es muy amplia, se desenvuelve bien en escena, canta con gusto y no tiene problemas por arriba, aunque las notas se adelgazan bastante.

El otro triunfador de la noche ha sido el tenor sudafricano Levy Sekgapane en la parte del Conde Liebenskof. La carrera de este tenor está ya lanzada y no tiene nada de sorprendente, ya que se tata de un excelente cantante, un tenor ligero de voz atractiva y sin ningún tipo de problemas en las notas más altas. A ello hay que unir que se mueve bien en escena y que tiene una destacada línea de canto. Hemos de oír hablar mucho de él.

Más modesto el tenor Juan de Dios Mateos como Belfiore. La voz resulta adecuada y está bien manejada, aunque queda en la sombra ante la actuación de su colega sudafricano.

El nuevo Lord Sidney era el bajo-barítono de Karzajistán Baurzhan Anderzhanov. La voz está bien en el centro, pero blanquea por arriba y resulta muy corta por abajo.

El castellonense Pedro Quiralte fue Don Profondo, nuevamente ligero para el personaje. Es muy desenvuelto en escena y vocalmente cumple con su cometido sin excesiva brillantez.

El italiano Vincenzo Nizzardo fue el nuevo Barón de Trombonok, que ofreció una voz de escasa calidad y buena desenvoltura escénica.

Todos los comprimarios repitieron sus actuaciones del día anterior.

El Liceu ofrecía huecos muy llamativos en una entrada que no llegaría a los 2/3 de su aforo. El público se mostró un tanto frío durante la representación, siendo los mayores aplausos al final para Adriana González y Levy Sekgapane.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 53 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 21 minutos. Cinco minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 270 euros, habiendo butacas de platea desde 143 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 51 euros.

José M. Irurzun