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Por Publicado el: 25/04/2016Categorías: Crítica

Emotivo homenaje a un milagroso Domingo

SIMON BOCCANEGRA (G. VERDI)

Teatro del Liceu de Barcelona. 23 Abril 2016

Este último bloque de representaciones de Simón Boccanegra sirve para conmemorar el 50 aniversario del debut de Plácido Domingo en este teatro. Creo que la cifra lo dice todo. ¿Cuántos cantantes habrán podido celebrar un aniversario así estando en plena actividad? Evidentemente, estamos ante un caso posiblemente único en la historia de la ópera. Plácido Domingo ha roto todos las marcas habidas y por haber y el suyo es un caso único y seguramente irrepetible.

Si nos trasladamos a hace unos 50años, eran muy escasos los matrimonios que llegaban a conmemorar sus boda de oro. Hoy esta celebración no es ya tan rara como entonces, pero una cosa es celebrar unas bodas de oro y otra muy distinta es hacerlo procreando, que sería lo más parecido a que un cantante lo celebre…cantando. Más todavía, si lo hace no solamente cantando, sino manteniendo el marchamo de auténtica estrella. Este es justamente el caso de Plácido Domingo.

Boccanegra1

Plácido Domingo

Mis amigos lectores saben que hace mucho tiempo que me vengo refiriendo a él como Supermán y me alegra decir que la expresión aparece en un artículo del programa de mano del Liceu. Me parece un calificativo acertado y no aspiro a ningún copyright sobre el mismo. Viendo a Plácido Domingo, uno llega a la conclusión de que estamos ante un auténtico milagro de la naturaleza. Es un milagro que pueda mantener esa frescura vocal que muestra, aunque haya perdido las notas altas. Es un milagro también que a su edad se mueva por el escenario con la agilidad que lo hace él.

Plácido no es barítono. Sigue siendo tenor, aunque haya perdido las notas más altas, pero sobre todo es un gran artista, como lo ha sido siempre. Vocalmente, quizá haya perdido algo de volumen, pero tiene todas las notas de la partitura de Simón y les da el acento preciso a cada una de ellas. Su capacidad para emocionar sigue intacta, como lo demostró en el último acto en la escena con Fiesco, donde tanto Supermán como Ferruccio Furlanetto (142 años entre los dos) dieron una lección de expresividad y emoción.

Boccanegra2

Escena

Domingo viene de cantar este mismo rol en el Metropolitan y ha habido algunos medios que han dejado ver la conveniencia de que se retire de los escenarios. Yo no estoy de acuerdo con eso. Supermán vuela y no se arrastra y no ha perdido ni un ápice de dignidad en sus interpretaciones como supuesto barítono. No diré sino que prefiero todavía verle en un escenario como barítono que como director en el foso, aunque su edad pueda ser más adecuada para lo segundo que para lo primero.

Ayer decía que era posible que con Supermán pudiera haber algún cambio en la escena, pero casi no habido ninguno. Únicamente, ha cambiado la muerte de Boccanegra. En lugar de hacerlo de pie, sostenido por dos figurantes, Plácido Domingo ha preferido caerse al suelo como una pelota, como si de un joven se tratara. Por lo demás la producción de José Luis Gómez sigue siendo la misma que los días anteriores.

Sobre la dirección musical de Massimo Zanetti diré que ha sido un poco más lenta que en días anteriores, en lo que supongo que habrá tenido que ver la presencia del nuevo protagonista.

Del resto del reparto destacaré la presencia de Ferruccio Furlanetto como Jacopo Fiesco, que dio una auténtica lección de canto una vez más. La voz de este artista no es de una gran belleza, pero la maneja como muy pocos, dando a cada palabra el sentido justo. Es un gran artista y junto con Plácido Domingo ofreció lo mejor de la representación.

Boccanegra3

Davinia Rodríguez y Supermán

No me convenció Davinia Rodríguez en la parte de Amelia Grimaldi. La voz es de tamaño reducido y un tanto engolada en el centro. Le falta consistencia en graves y sus notas altas tienen ese punto de acidez que caracteriza a las sopranos ligeras, tipo soubrette. Le acompaña una atractiva figura, pero eso no es suficiente para mí.

El mejicano Ramón Vargas me resultó un decepcionante Gabriele Adorno. Su tercio agudo siempre se ha caracterizado por adelgazarse en exceso, pero ahora lo hace mucho más que antes y está claramente apretado. Creo que es la vez en que menos me ha gustado en este personaje, que ha cantado tantas veces.

Buena la actuación del barítono Elia Fabbian como Paolo Albiani, que fue mucho más convincente en el personaje que Ángel Ódena, demostrando que no hacen falta decibelios para hacer bien este malvado personaje.

En los personajes secundarios la única novedad era la de Elisabeth Maldonado como Sirvienta de Amelia.

El Liceu estaba completamente lleno. El público estaba predispuesto al aplauso como ningún día anterior. De hecho, se aplaudió todo y el maestro esta vez paró la orquesta en muchas ocasiones. Hubo entusiasmo casi incontrolado con Plácido Domingo, a quien se rindió un homenaje conmemorativo de los mencionados 50 años, con una sentidas palabras de la directora artística del Liceu, contestadas por Supermán, agradeciendo a todos el cariño demostrado.

La representación comenzó con 5 minuto de retraso, cosa muy rara en el Liceu, y tuvo una duración de 2 horas y 47 minutos, incluyendo un intermedio .Duración musical de 2 horas y 12 minutos, es decir 4 minutos más lenta que en los días anteriores. El público recibió en pie a Supermán y le dedicó ovaciones entusiastas, que se prolongaron durante 12 minutos, incluyendo el homenaje. José M. Irurzun

El precio de la localidad más cara era de 299 euros, habiendo butacas de platea desde 162 euros. La entrada más barata costaba 38 euros

Fotos: A. Bofill

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