Crítica: ‘Semele’ de Händel en el Prinzregententheater de Múnich

                                                         Triunfal Semele Crítica Semele Claus Guth Múnich

                                                                                                       Por Luc Roger

El director de escena Claus Guth se ha encargado del segundo estreno del Festival de Ópera de Múnich 2023, tradicionalmente ofrecido en el Prinzregententheater, y que ha llevado al escenario la ópera Semele de Händel. Esta es la tercera obra que Claus Guth dirige en la Bayerische Staatsoper. Dirigió Luisa Miller de Verdi en 2007 y Bluthaus de Georg Friedrich Haas en la temporada 2021/22, título por el que fue nombrado «Director del Año» por Oper! Das Magazin. Hace unas semanas, Gianluca Capuano asumió la dirección musical de la producción, al dimitir Stefano Montanari por motivos familiares. Durante la temporada 2021-22, Capuano dirigió El rapto en el serrallo y Agrippina en la Ópera Estatal de Baviera, y en esta temporada 2022-23, además de Semele, dirigirá La Cenerentola. Crítica Semele Claus Guth Múnich

¿Es la historia de Semele realmente una aventura mitológica en la que este personaje abandona el mundo de los humanos para vagar por el mundo de los dioses? ¿Se enamora Semele de Júpiter, quien ha adoptado la forma de un águila para complacerla, y se enfrenta a las pruebas que le depara Juno? ¿Acaba la joven pereciendo por querer ver la verdadera apariencia de su amado? ¿ ¿O se trata más bien todo de un demencial viaje interior, la epopeya de un cerebro enloquecido? La puesta en escena ofrece abiertamente ambas lecturas. Corresponde al público decidir con cuál se queda. Claus Guth ve en Semele a una joven que quiere escapar de las realidades estériles de un mundo aburguesado y sueña con un lugar más emocional, más salvaje, más irracional, que no está regulado pero que obedece a leyes mucho menos convencionales, las de la anarquía y el amor. Su búsqueda la empuja a ir cada vez más lejos, sin poder detenerse, para vivir intensamente.

Un momento de ‘Semele’ en la puesta en escena de Claus Guth © Monika Rittershaus – Bayerische Staatsoper

La acción se abre con el caótico desarrollo de la boda abortada de Semele y Athamas en una lujosa sala de ceremonias totalmente blanca y abarrotada por una corte de invitados elegantemente vestidos con colores pastel. Nada falta en la puesta en escena, incluidas cuatro letras de dos metros de altura adornadas enteramente con flores rosas y blancas y que forman la palabra LOVE. Y la acción termina en el mismo escenario y con los mismos trajes, pero para celebrar la boda de Athamas e Ino, la hermana de Semele, durante la cual Semele, muda y como petrificada, se sienta en una silla y compone con una manta lo que parece el cuerpo de un niño al que empieza a acunar, ssin duda una representación del bebé Dioniso que ha concebido pero cuyo feto, según el mito, se desarrollaría en el muslo de Júpiter.

La boda tiene que cancelarse. Semele, prometida a Athamas, quiere más de la vida y huye de la realidad burguesa. «Es una mujer que busca lo imposible y está atrapada en un mundo en el que este plan no está previsto», explica Claus Guth. Entre las dos escenas del matrimonio abortado y el matrimonio realizado, la puesta en escena nos lleva —a través de una brecha en la pared del fondo abierta por Semele con un hacha—, al mundo de los dioses, que es en todos los sentidos antitético al de los humanos: un mundo de oscuridad indecible y siniestra que se parece mucho más al terrible inframundo que a la idílica morada de un panteón. Pero, ¿ha entrado realmente Semele en este mundo oscuro y angustioso, o es una representación de su viaje al mundo interior de su locura?

Jakub J. Orlinski (Athamas) realizando acrobacias © Monika Rittershaus – Bayerische Staatsoper

Júpiter, o la fantasía que Semele tiene de él, es anunciado por una caída de plumas negras cuando la boda de esta y Athamas está a punto de celebrarse. La caída de plumas será un tema recurrente en la puesta en escena. En el segundo acto, vemos lo que ocurre entre bastidores. Claus Guth nos muestra el otro lado de la brecha que Semele ha abierto en el muro de la sala de ceremonias: un muro negro y tupido, formado por multitud de guirnaldas de plumas negras, con un enorme agujero en el centro. Realidad mítica o espejismo de la locura, Semele da sus primeros pasos en el aterrador país de los dioses, el de Júpiter, Juno o Iris, seres vestidos todos de negro, siniestros estrategas que se apoderarán del destino de la hija de Cadmo. El mundo blanco y luminoso del reino de Cadmo se contrapone al mundo negro de los dioses.

Posteriormente, como ya se ha apuntado volvemos a la sala de ceremonias, que sin duda ha sufrido la ira de Júpiter y cuyas paredes y techo están agujereados por cráteres de bordes quemados. De estos agujeros manan chorros de plumas negras, de las que cuelgan los  oscuros seres alados que forman parte de la corte de Júpiter. Juno, su esposa, trama la caída de Semele, con la ayuda de su seguidora Iris y de Somnus, a quien despierta para ordenarle que la sirva en sus empresas. Estos funestos planes conducirán a la caída de Semele. Y es que una vez que esta se ha entregado a Júpiter/aguilucho, quiere más: espoleada por las estratagemas de Juno, aspira a la inmortalidad y exige que Júpiter adopte para ella su verdadera apariencia, lo que equivale a pronunciar su sentencia de muerte. Crítica Semele Claus Guth Múnich

En primer plano, Michael Spyres (Júpiter) y Brenda Rae (Semele) © Monika Rittershaus – Bayerische Staatsoper

La puesta en escena se apoya en un reparto estelar de excepcionales cantantes de ambos sexos y en un espectáculo escénico variado con algunos momentos espectaculares como el ballet de los criados, un cancán francés en el que participa Júpiter, breakdance y un interludio con un número de seda aérea, disciplina circense contemporánea que consiste en realizar acrobacias aéreas utilizando dos largas tiras de tela flexible colgadas del techo. Claus Guth contó con la ayuda de los cantantes, que le siguieron el juego entregándose por completo a la expresión teatral. Athamas es interpretado por el contratenor Jakub Józef Orliński, que ofrece la actuación más asombrosa con un número de breakdance acrobático tan sobrecogedor como su voz impresionantemente voluminosa. Brenda Rae, en el papel de Semele, parece tener dificultades para encontrar su sitio en el primer acto: aunque la voz es arrebatadora, le falta potencia y en el descanso se oyó a algunos espectadores sentados en el gallinero murmurar que tenían que aguzar el oído para oírla. Pero esto se olvidó pronto en los dos actos siguientes, durante los cuales realizó increíbles ejercicios de pirotecnia vocal con inauditas coloraturas que desataron el entusiasmo del público y frenéticos aplausos. Primus inter pares, el tenor estadounidense Michael Spyres ofreció un Júpiter deslumbrante, con un registro y un volumen de voz extraordinarios, una riqueza de matices, un timbre cálido y oscuro de una seducción incomparable y una coloratura flexible. La Juno de la mezzosoprano Emily D’Angelo es cualquier cosa menos una arpía. Elegantemente enfundada en un ajustado vestido, debuta con gran éxito en un rol al que aporta fuerza y carácter. Nadezhda Karyazina encantó como Ino con su voz de mezzo de amplio registro y una fuerte presencia escénica. El bajo Philippe Sly interpretó tanto a Cadmo como a Somnus, adecuadamente aburguesado en el primer caso e hilarante en el segundo. Crítica Semele Claus Guth Múnich

La sustitución a corto plazo de Stefano Montanari por Gianluca Capuano como director se desarrolló sin problemas gracias a la experiencia barroca de este último, que tomó las riendas y dio a la música un ritmo rápido y bien empacado. No se esperaba menos del fundador del conjunto vocal e instrumental Il Canto di Orfeo, que también es director principal de los Musiciens du Prince de Cecilia Bartoli en Montecarlo. La orquesta recibió una tremenda ovación. El coro externo LauschWerk también estuvo a la altura de las circunstancias en esta memorable producción, digna de ocupar un lugar destacado en la programación de la Bayerische Staatsoper.

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Prinzregententheater de Múnich, 18 de julio de 2023. Semele, ópera en forma de oratorio (1743) de Georg Friedrich Händel. Libreto de William Congreve. Nueva producción de la Bayesrische Staatsoper en coproducción con la Metropolitan Opera de Nueva York.

Equipo creativo. Director musical: Gianluca Capuano. Director de escena: Claus Guth. Escenografía: Michael Levine. Vestuario: Gesine Völlm. Iluminación: Michael Bauer. Vídeo: Rocafilm. Coreografía: Ramsès Sigl. Estudio coral: Sonja Lachenmayr. Dramaturgia: Yvonne Gebauer y Christopher Warmuth.

Reparto. Semele: Brenda Rae. Júpiter: Michael Spyres. Apolo: Jonas Hacker. Athamas: Jakub Józef Orliński. Juno: Emily D’Angelo. Ino: Nadezhda Karyazina. Iris: Jessica Niles. Cadmus/Somnus: Philippe Sly. Sumo Sacerdote: Milan Siljanov. Coro LauschWerk. Orquesta Nacional de Baviera.

OW