MÚNICH / Purcell y Schoenberg se dan la mano
Múnich. Bayerische Staatsoper. 15-II-2023. Purcell / Schoenberg: Dido and Eneas… Erwartung. Aušrinė Stundytė, Günter Papendell, Victoria Randem, Key’mon W. Murrah, Elmira Karakhanova. Director musical: Andrew Manze. Director de escena: Krzysztof Warlikowski.
En el abismo que separa estas dos óperas habita una historia de amor en transición. La historia originaria de Dido termina en suicidio mientras Eneas abandona Cartago camino de Lazio para fundar Roma. Pero ese sentimiento de pérdida radical bien pudo mantenerse 220 años, que son los que separan las obras de Purcell y Schoenberg. Krzysztof Warlikowski enhebra con talento el relato de dos mujeres huérfanas de un amor que creyeron único y cantan el vacío que dejan.
En un apartamento situado en medio de un bosque suena una radio americana. Plataformas, dorados, colores en fuerte contraste, figuras geométricas en los estampados que cubren el suelo… los muebles y la ropa nos retrotraen a los años 70 del siglo XX, una región intelectual fronteriza donde todo cambia tras la larga posguerra y se cuestiona todo. Del Mayo francés a las protestas por Vietnam, la vida transcurre en un terreno inestable y resbaladizo para los viejos valores. Los jóvenes huyen de las ciudades para celebrar conciertos y juergas al aire libre. Nace Woodstock y toda una manera de afrontar las relaciones sociales. En ese contexto sitúa el director polaco la historia de Dido, que aparece envuelta en un abrigo como si combatiera el frío después de una fiesta de traje largo. Ya vive el desamor de Eneas, que no ha huido, sino que se entretiene en los brazos de Belinda, la leal doncella. Su vida es una chacona que lamenta un tiempo detenido: el tiempo de la separación.
A la protagonista de Erwartung le ocurre otro tanto, sumida en un estado aprensivo que anticipa pero no reconoce lo que ya no tiene remedio posible. Esta miniópera, que en realidad es un largo monólogo para soprano y gran orquesta, es uno de los bastiones de la modernidad junto a Wozzeck y La consagración de la primavera, a juicio de Charles Rosen. Casi siempre se la solía emparejar con El castillo de Barbazul, pero la Ópera de Baviera le ha buscado una inhabitual compañera de escenario. Por medio de un inspirado interludio de Pawel Mykietyn, con guitarra eléctrica y voz de Maria Magdalena Gocal, Warlikowski nos conduce a ese estado mental en el que queda Dido cuando ha descubierto a Belinda y Eneas en el apartamento donde se solían encontrar. Ella recuerda que los ha matado o quizá es algo que tan sólo ha ocurrido en su delirio causado por la pena. Encajan los textos perfectamente en una dramaturgia arriesgada y valiente que otorga un nuevo significado a dos obras concebidas en dos momentos históricos tan distintos.
Si la historia funciona en el escenario, un desafío no menor se trasladó al foso. Allí, Andrew Manze trató de convertir la excepcional orquesta de la ópera muniquesa en un ensamble barroco, para luego convertirla en una gran orquesta posromántica. Por primera vez en Múnich, el director inglés lo intentó con empeño, pero fue muy difícil extraer la redondez y la profundidad que requiere esta música tan refinada. La cuerda tocó sin vibrato, como corresponde, pero con miedo a sonar demasiado moderna. En la partitura de Schoenberg se sacudió el corsé sonoro y lograron una versión muy estimable.
A la soprano Aušrinė Stundytė le sucedió algo parecido. Su voz es demasiado amplia para Dido, pero es perfecta para Schoenberg, amén de un trabajo dramático sobresaliente, como es habitual en esta intérprete. Victoria Randem fue una Belinda con carácter y bello timbre, que encontró en Günter Papendell un Eneas correcto, pero algo gris. Destacó sobre el resto la intervención del contratenor estadounidense Key’mon W. Murrah.
Felipe Santos
(Foto: Bernd Uhlig / Bayerische Staatsoper)