El desorden sublime de ‘Wozzeck’ en el Liceu

                                                             sublime ‘Wozzeck’ Liceu Por Félix de la Fuente

 

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Annemarie Kremer y Matthias Goerne.  © A Bofill sublime ‘Wozzeck’ Liceu

No cabe duda de que este Wozzeck de inusual calado y atractivo se suma a los otros puntos álgidos de la temporada liceísta que han sido el reciente Pélleas et Mélisande y War Requiem. Y lo hace con galones tanto en lo musical como en este montaje de la mano de William Kentridge, estrenado en Salzburgo en 2017, sobre una historia conmovedora y cruda de por sí que se basa en la obra teatral de Georg Büchner. 

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Plano general   © A Bofill

En un contexto bélico, la escena pinta un cuadro de muebles, tablones y personas arrumbados que gesticulan como juguetes articulados, cargados de sillas y enseres. Con ellos configuran los cambios escénicos, pero también a ellos se abrazan obsesivamente como quien se aferra a un fragmento representativo del hogar perdido. 

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Plano general  ©A Bofill   sublime ‘Wozzeck’ Liceu

De este modo, cuando un armario se abre para alojar la consulta alicatada del doctor o, en otra escena, al cuerpo de músicos de una fiesta, no podemos por menos que pensar que observamos memorias contenidas en esos objetos en apariencia banales, pero cargados de las vivencias cotidianas de una sociedad ahora en guerra, donde lo escénico, más que servir de soporte, forma una suerte de unidad con lo humano.

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Matthias Goerne y Peter Rose © A Bofill

El paisaje es así un totum revolutum, y a su expresión traumática y desnortada se suma otra expresión de un cariz onírico a través de las videoproyecciones de Catherine Meyburgh y Kim Gunning, que en ocasiones llegan a apantallar todo el mundo visual de la ópera. sublime ‘Wozzeck’ Liceu

FOTO 5 ©A Bofill
Plano general  ©A Bofill. sublime ‘Wozzeck’ Liceu

Esta presentación alterada de la realidad bien puede expresar el mundo desde la esquizofrenia que sufría el Wozzeck en quien se basa la obra, y que da pie tanto a las argumentaciones poéticas del personaje como a la lógica trastocada del acto criminal. En su piel, Matthias Goerne interpreta con brillantez y perfecta nitidez en el fraseo los devenires del personaje. Annemarie Kremer brinda una Marie intensa, con algún momento desgarrador, como la nana a su hijo poco antes de que Wozzeck llegue a la casa. Magnífico el desempeño de Torsten Kerl como Tambor Mayor, así como el de los otros dos tenores, Mikeldi Atxalandabaso en el rol del Capitán y Peter Tantsits como Andres. Incluso la breve aparición del Doctor resultó imponente en la voz del bajo británico Peter Rose. La notoriedad del resto de actuaciones, los obreros, el loco y la prostituta Magret se redondeó con una Sinfónica del Liceu que lleva la partitura de Alban Berg a un terreno sensible, minucioso y repleto de cromatismos bajo la batuta de Josep Pons. Al bajarse el telón, todos los desórdenes que parecían arrumbarse en aquel totum revolutum estaban, sin embargo, perfectamente conjugados en una noche memorable, que podrá disfrutarse en cinco funciones más hasta el 4 de junio.


Ficha artística: Wozzeck, de Alban Berg. Dirección de escena (William Kentridge). Codirector de escena (Luc de Wit). Escenografía (Sabine Theunissen). Vestuario (Greta Goiris). Iluminación (Urs Schönebaum). Video artista (Catherine Meyburgh y Kim Gunning). Wozzeck (Matthias Goerne). Tambor Mayor (Torsten Kerl). Andres (Peter Tantsits). Capitán (Mikeldi Atxalandabaso). Doctor (Peter Rose). Segundo aprendiz (Scott Wilde). Segundo aprendiz (Äneas Humm). El loco (Beñat Egiarte). Marie (Annemarie Kremer). Margret (Rinat Shaham). Crítica del estreno del 22 de mayo de 2022.