Creer para ver RIGOLETTO en el Liceu

                                                                RIGOLETTO en el Liceu Por Félix de la Fuente

Josep Bros y Olga Peretyatko en primer término ©David Ruano
Josep Bros y Olga Peretyatko en primer término  ©David Ruano

El Liceu repone este gran título de Giuseppe Verdi reformulado por Monique Wagemakers en clave minimal y con un cierto halo de ciencia ficción. Ya presentado en 2017, se pretende en esta ocasión hacer las mieles del público del Gran Teatre durante nada menos que 15 funciones.

Cuatro momentos de "Rigoletto" ©Michael Levine
Cuatro momentos de «Rigoletto» ©Michael Levine

RIGOLETTO en el Liceu

Desnudar a Rigoletto de su joroba no es ajeno a la desnudez escénica imperante ideada por Michael Levine. La ópera sucede en un vacuo lugar de contornos vaporosamente resplandecientes, debidos a un velo en el proscenio, donde se delega todo el paisaje escénico a una plataforma oscilante ribeteada por una cornisa luminosa, sobre la que se posa ocasionalmente una escalera fugada al cielo. Incluso la masa coral procura subrayar esa composición transmundana sumando torsos y cabezas ora como peana circundante, ora como friso elevado. En esa línea impertérrita, la dramaturgia grupal conlleva un hieratismo e indiferencia cuya inanidad grita más que el elegante chillido colorista del vestuario de Sandy Powell. Y lo hace debido a la potente, y tal vez irresoluble, fricción de esa actitud solemne y distante con una ópera de por sí pulsante, que se define entre la venganza y la falsa apariencia, llena de desmanes, resentimientos, impotencias, ingenuidades rotas e ímpetus.

Crhistopher Maltman (Rigoletto) ©David Ruano
Crhistopher Maltman (Rigoletto) ©David Ruano

En lo musical, Christopher Maltman recibió en su rol de Rigoletto la más unánime ovación de la noche: su amplia proyección y resuelta interpretación jalonaron la escena para culminarla con el ajado retrato de soledad en el dúo final. Encantadora y sugerentemente lírica la Gilda encarnada por la soprano rusa Olga Peretyatko. Por su parte, Josep Bros en el rol del Duque ofreció una solvente interpretación, si bien su físico rechinaba con la visión del joven personaje del libreto que se hace pasar por estudiante para obnubilar y seducir a Gilda. Por su parte, Sparafucile y Maddalena, interpretados por el bajo ruso Grigory Shkarupa y la mezzosoprano israelí Rinat Shaham, dejaron una buena impresión, a la que se suma la precisa labor de los comprimarios. Desde el foso, el maestro Daniele Callegari guio una orquesta verdiana y vigorosa, si bien alguna cresta de volumen ocasional llegó a rebasar a los cantantes, y junto con la valiosa labor del coro de hombres del Liceu de Pablo Assante, ofrecieron un trabado «caldo musical» para el resto de voces.

El joven duque (Josep Bros) seduciendo a Gilda (Olga Peretyatko ©David Ruano
El joven duque (Josep Bros) seduciendo a Gilda (Olga Peretyatko) ©David Ruano  RIGOLETTO en el Liceu

Como decíamos, la formulación minimal en lo escénico y hierática en lo dramatúrgico contrapesa casi hasta vencer el fulguroso talante de la ópera con un universo deshumanizado que exhala una suprema condescendencia de todos hacia todos. La excesiva reducción formal de Wagemakers, aun siendo atemporalmente hermosa y elegante, unida a la rigidez e indiferencia coreográfica, descorazonan el texto de alguna manera y dejan a la buena fe del espectador convencerse a sí mismo de lo que no ven sus ojos: convencerse de que una diletante formación de batallón es un fiestón de cortesanos; de que los empinados peldaños acomodan el sueño más plácido y enamorado de Gilda; de que la nítida acción son oscuras calles donde cuesta reconocer a quien se tiene delante; de que los impertérritos interlocutores, y a la sazón secuestradores, conmueven algún gesto hacia el desesperado Rigoletto al dolerse de la desaparición de su hija; convencerse, incluso en lo actoral, de que un duque con el físico propio de un veterano cantante puede interpelar el embrujo de un veinteañero estudiante sobre la joven hija de Rigoletto. Más que ver para creer, la aséptica pero extrañamente seductora visión de Wagemakers, sumada al cast del duque, pareciera refutar por momentos la propia ópera e invitarnos a creer para ver.


Ficha artística: Rigoletto, de Giuseppe Verdi y Francesco Maria Piave. Duque de Mantua (Josep Bros), Rigoletto (Christopher Maltman), Gilda (Olga Peretyatko), Sparafucile (Grigory Khkarupa), Maddalena (Rinat Shaham). Giovanna (Laura Vila), Conde de Monterone (Mattia Denti), Marullo (Michal Parytka), Matteo Borsa (Moisés Marín), Conde de Ceprano (Stefano Palatchi). Condesa de Ceprano (Sara Bañeras) Orquesta sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical: Daniele Callegari. Dirección escénica: Monique Wagemakers. Crítica de la función del 3 de diciembre de 2021.