Lágrimas post covid con 'La bohème' del Liceu

ESCENARIOS

El público barcelonés llora la pandemia a través del drama de Puccini que Àlex Ollé trae al mundo actual

Anita Hartig y Atalla Ayan en 'La bohème' del Liceu dirigida por Àlex Ollé

Anita Hartig y Atalla Ayan en 'La bohème' del Liceu dirigida por Àlex Ollé 

Àlex Garcia

Ilusiones y sueños truncados, lágrimas que no llegaron a derramarse y duelos que aún no sanaron. Para todo este dolor y sinsentido que trajo consigo la pandemia está hecha esa Bohème con la que el Liceu encara la recta final de su temporada operística. Un Puccini con el que morir de tristeza y de belleza, pero desde una estética actual: la que trae Àlex Ollé con su propuesta escénica en la que el grupo de bohemios artistas no habitan las buhardillas de Montmartre sino en el extrarradio parisino.

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El verismo operístico llega de este modo a cotas de realismo insoportables . El frío, la enfermedad, la tos y la languidez de Mimì, la costurera que irrumpe en la vida del poeta Rodolfo y sus colegas, pierden esta vez ese filtro de lo decimonónico que garantiza una llorera dominable. Y a pesar del efecto logrado –eso de llorar con la mascarilla puesta merece un cursillo exprés–, hubo quienes silbaron al equipo de producción cuando salió a saludar en los siete minutos de aplausos finales. Extraño recibimiento.

Anita Hartig y Atalla Ayan protagonizaron los siete minutos de aplausos finales, pero hubo quien abucheó el montaje

Porque si la mayoría de directores de escena que se deben a cierta etiqueta de rompedores, como La Fura dels Baus, se decantan por darle la vuelta a la trama a una ópera de repertorio, Ollé –ausente anoche, está montando Carmen en Tokio– opta justamente por minimizar la sacudida y acompañar la acción. Lo cual le obliga a un ejercicio estilístico a fin de acercar la trama al público actual. 

Valentina Naforniţa y Roberto de Candia como Musetta y Marcelo en 'La bohème' del Liceu dirigida por Àlex Ollé

La soprano moldava Valentina Naforniţa es una Musetta sexy, enamorada de Marcelo, el barítono Roberto de Candia 

Àlex Garcia

Y es lo que hizo con ese encargo con el que el Teatro Regio di Torino celebró en el 2017 los 120 años del estreno de La bohème . Ollé se puso el traje de comedido. Y con esos mimbres se estrenó ayer como artista en residencia del Liceu. La bohème es la primera de la lista, luego llegarán Norma , Pelléas et Mélisande ..., y se verá cómo huye de todo sello que le identifique.

Con todo, el primer shock lo vivía el público llegando al teatro por una caldeada Rambla y dejando a su paso los escaparates con ropas de vivos colores –el espíritu post pandemia–, para adentrarse, en tremendo contraste, en el inclemente invierno que refleja el libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, sobre Scènes de la vie bohème , de Henry Murge.

FOTO ALEX GARCIA OPERA LA BOHEME DE PUCCINI EN EL LICEU. ADAPTACION DE ALEX OLLE 2021/06/07

La escenografía de Alfons Flores es una gigantesca estructura metálica de módulos que alcanza los 18 metros de altura 

Àlex Garcia / Propias

La escenografía, de Alfons Flores, es una gigantesca estructura que alcanza los 18 metros de altura, formada por distintas torres metálicas sin paredes que, juntas, y viendo a través de ellas, dan la perfecta sensación de pisos enjambre. Más aún con la magnífica iluminación de Urs Schönebaum, otro colaborador fijo de Ollé. Esas torres ascienden en el segundo acto para dejar paso al famoso Caffè Momus, que se introduce por un lado del escenario al tiempo que los artistas y el coro penetran en él.

Jolgorio, gente cool y camareras con peluca y zapatos de drag queen animan la acción previa a la desgracia

 Jolgorio, gente cool y camareras con peluca y zapatos de drag queen –gentileza del figurinista Lluc Castells– animan la acción previa a la desgracia, con una Musetta de vértigo: la soprano moldava Valentina Naforita es más actriz que cantante, si bien el público la jaleó de lo lindo al final.

La pareja protagonista, la soprano rumana Anita Hartig -una Mimì ya no tísica sino cancerosa a juzgar por los efectos de la quimioterapia en su cabello- y el tenor brasileño Atalla Ayan, gestionaron bien la química de los enamorados con las instrucciones de Susana Gómez, codirectora de este montaje, y lograron emocionar en cada una de sus arias, aunque él quedó por momentos eclipsado por una orquesta atractiva pero demasiado estridente en manos del maestro Giampaolo Bisanti. 

De todo ello disfrutó una nutrida representación del Govern de la Generalitat. Asisteron al estreno la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, y el de Salut, Josep Maria Argimon, al igual que los ex de Cultura, Àngels Ponsa; Interior, Miquel Sàmper; Salut, Alba Vergés, y Justícia, Ester Capella. ¡Qué éxito!

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