MADRID / ‘Norma’ en el Real: vuelta a la sensatez
Madrid. Teatro Real. 3-III-2021, Bellini, Norma. Michael Spyres, Roberto Tagliavini, Yolanda Auyanet, Clémentine Margaine, Fabián Lara. Director musical: Marco Armiliato. Director de escena: Justin Way.
Pareja y sólida prestación ha mostrado el Real, luciendo, una vez más, su logística musculosa, brillante y ajustada, sus masas impecables y una capacidad de producción que permite una docena de funciones en plena pandemia. La puesta de Justin Way, con escenografía de Charles Edwards y figurines de Sue Willmington, ha optado por una evocación de las puestas en la época del estreno, servidas por las técnicas escénicas actuales. Telones pintados, quintas y carros de escenografía presentaron todo el encanto del pasado, incluyendo ciertas actitudes de los cantantes y una variada disposición masiva que resolvieron plásticamente las diversas situaciones. Un uso astuto del telar, asociado con el arrastre de las maquinarias a vista del público y un dispositivo lumínico de pestidigitación, culminaron con el incendio que se declara al final, cuando la hoguera está esperando a los protagonistas. Los cambios a telón abierto no sólo mostraron exactitud técnica sino que produjeron efectos de birlibirloque. Pudimos seguir las acciones sin extravagancias y conceptuales interferencias, hasta cuando el vestuario mostró a druidas salvo a los protagonistas, divos y divas en traje contemporáneo romántico.
Yolanda Auyanet encaró el extenuante y vocalmente exigente papel protagónico con suficientes medios de soprano lírica, capaz de belcantismo, agilidades y alternancia de momentos introspectivos y arranques de patética desesperación, venganza y sacrificio ritual. En el confín agudo del registro hubo algunas notas tensas, pero nunca fuera de altura ni desprovistas de solidez. A su lado, Clémentine Margaine resolvió una Adalgisa no menos exigente que Norma, aunque menos extensa, con medios de una suntuosidad deslumbrante y un canto decidido y arrollador.
Michael Spyres es un tenor rossiniano de medios robustos y extensión valiente. Su Pollione excede el tópico del tenor italiano de fuerza y puede desplegar todos los compromisos vocales a la vez que decir con variada y señorial propiedad los recovecos del texto. Iguales posibilidades mostró la nobleza de medios y canto del bajo Roberto Tagliavini en Oroveso. Último pero no menor, Marco Armiliato desde el foso propuso una lectura enjundiosa, límpida y de una calidad narrativa de creciente intensidad, alternando climas y situaciones con el mismo equilibrio sonoro entre voces y orquesta.
Blas Matamoro
(Foto: Javier del Real)