‘Siegfried’ para valientes en el Teatro Real

Escenarios

La dinámica dirección orquestal de Pablo Heras-Casado y la apoteósica interpretación de Andreas Schager hacen de las cinco horas con Wagner un suspiro

tenor Andreas Conrad (Mime), tenor Andreas Schager (Siegfried) en el Teatro Real , 'Siegfried'

El tenor Andreas Conrad (Mime) y el protagonista, el tenor Andreas Schager (Siegfried) en el Real

Javier del Real

El público del Teatro Real tuvo anoche su anual ración de Wagner con el estreno de Siegfried , el tercer episodio de la tetralogía El anillo del nibelungo , en el que el héroe, el hombre nuevo, ese joven inocente e ignorante, aparece capaz de matar al dragón y atravesar murallas de fuego por la simple razón de que no conoce el miedo... Hasta que se enamora de Brünnhilde y se descubre vulnerable.

Las cinco horas de ópera –que duraban más que la mascarilla quirúrgica– pasaron en realidad como un suspiro para la mayor parte del público, que respondió exultante con un sonoro aplauso final de seis minutos. “Un año esperando para que ahora se me haga corto”, decía un fan del género al finalizar la ópera. Y en este éxito tuvo mucho que ver la dirección orquestal de Pablo Heras-Casado, que buscando constantemente el detalle insufló vida a la obra, aliviándola de toda aridez.

El público dedica seis minutos de aplausos y ovaciona a Schager, que acabó la ópera tan fresco como al inicio

El maestro andaluz, que justamente aprovechó para estudiar esta partitura cuando, convaleciente del coronavirus, se encerró la primavera pasada en su casa de Granada, se dedicó ayer a hacer que entre esa densidad sonora que persigue Wagner se distinguieran los colores de cada instrumento. Y su idea de distribuir el centenar de músicos también fuera del foso –para mantener las distancias de seguridad– surtió su positivo efecto de “sonido envolvente”, incluida la aparición de la soprano Leonor Bonilla haciendo del Pájaro del bosque desde el 3º o 4º piso de la sala. Con todo, los metales en los palcos a la derecha del escenario decantaron por momentos en exceso el espectacular estéreo.

El tenor Andreas Schager (Siegfried) durante el ensayo de la obra

El tenor Andreas Schager (Siegfried) durante el ensayo de la obra "Siegfried",de Richard Wagner, con dirección de escena de Robert Carsen, y escenografía y figurines de Patrick Kinmonth

Javier del Real

La mayor ovación del respetable se la llevó el protagonista, el incombustible tenor austríaco Andreas Schager, que cinco horas después parecía igual o más fresco que al inicio, por lo que cabía esperar que hiciera al público de la noche de estreno la misma broma que le gastó a la orquesta al acabar el ensayo pregeneral, cuando gritó un jovial “¡Da capo!” (volver a empezar desde el principio). También hubo bravos para el bajo-barítono Tomasz Konieczny, rotundo en el papel de Wotan (el viandante).

El estreno de ayer fue otro paso de gigante del Real en el camino hacia una normalidad pandémica. “Es muy complicado mantener el teatro activo, pero no es imposible, y la opción de cancelar ha de ser la última en contemplarse”. Este es el mantra con el que Joan Matabosch tiene anonadada a la comunicad operística internacional. 

Birgit Meyer, la directora de la Opera de Colonia, propietaria de esta producción del maestro de escena de Robert Carsen y que ya se disfruto en el Liceu en el 2015, le deseaba suerte a Matabosch en un video, lamentando no haber podido viajar a Madrid pero felicitándole por “ser el verdadero héroe”. Y es que cual Sigfrido sin miedo, el director artístico del coliseo madrileño plantea imposibles que él mismo se emplea a fondo en resolver.

Ante la pandemia

Músicos de la orquesta del Real defendían a preguntas de la BBC de Londres la solución orquestal para este Wagner

Y a ello contribuyen factores como la arquitectura del teatro, con amplias salas para ensayos, y la predisposición de los músicos, que ayer, a preguntas de la BBC de Londres, defendían la solución orquestal del teatro para mantener el centenar de atriles. Y contribuye también la propia institución que preside Gregorio Marañón, quien ayer recibía a la titular de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. La ministra acudió junto con el embajador de Corea –impresionante el bajo coreano Jongmin Park en el papel de Fafner– a felicitar a los artistas. Y conversó unos minutos con Carsen.

Su puesta en escena, con un Siegfried rodeado de kilos de chatarra y árboles talados, cobra mayor sentido cuanto más se agranda la brecha entre las leyes de la naturaleza y las leyes de los seres humanos, cegados siempre por el anhelo de poder. Ya lo vaticinó Wagner: nunca seremos capaces de comprender lo que la naturaleza nos da.

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