BARCELONA / Mucho Liceu para ‘Platée’
Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 3-III-2021. Rameau, Platée. Marcel Beekman, Emmanuelle de Negri, Jeanine De Bique, Emilie Renard, Edwin Crossley-Mercer, Cyril Auvity, Marc Mauillon. Les Arts Florissants. Director: William Christie.
Les Arts Florissants, bajo dirección de William Christie y con un elenco vocal encabezado por el afamado tenor holandés Marcel Beekman, interpretó el pasado miércoles en el Liceu el ballet bouffon Platée de Jean-Philippe Rameau, 256 años después de que esta obra fuera estrenada en Versalles con motivo de los esponsales del delfín Luis, uno de los hijos de Luis XV, con la infanta española María Teresa.
La versión en concierto del Liceu de esta joya de la Ilustración nos privó de la plenitud visual de esta comedia lírica, de sus numerosos ballets, de los efectos teatrales propios de la ópera barroca, de escenas de sátiros y náyades y, por supuesto, de vivir el descaro y la crítica argumental que, parafraseando el terceto de la segunda escena del Prólogo, se ríe “de todos, dioses incluidos” declarando “guerra eterna al ridículo. ¡No se salvarán ni mortales ni dioses!”. Como es sabido, el mordaz argumento de Platée (con libreto de Jacques Autreau, adaptado por Adrien-Joseph le Valois de Orvillenos) busca disipar los celos que Juno siente por Júpiter, organizando una boda entre el propio dios y la fea ninfa de los pantanos, Platea, quien será víctima de burla y engaño para satisfacer a la diosa.
Intentando paliar la ausencia de escenografía, el gran Marcel Beekman (Platée), travestido, deambulaba a sus anchas con unos zapatos de tacón de aguja, contando con la implicación de un elenco que compartió su calidad vocal con unas hilarantes dotes de teatralidad. Voces que, por sus características de proyección, no pudieron lucir en toda su magnitud debido a las grandes dimensiones del Liceu. Es la eterna polémica sobre si conviene o no hacer ópera barroca —especialmente, francesa— en unos espacios para los que no fue concebida.
Sin llegar a la memorable recreación que nos regaló Paul Agnew en la grabación de referencia de Platée bajo batuta de Minkowski, Beekman hizo brillar en el Liceu su voz de haute contre en una recreación espléndida. Fue magistral su paso por el aria À la aspect de ce nuage, con una voz repleta de efectos en las agilidades, en el fiato y en la proyección. En su dúo con Júpiter —un fantástico Edwin Croosley-Mercer que ya ha encarnado en diversas ocasiones este personaje con su majestuosa voz de bajo barítono—, el tenor holandés rubricó un triunfo espectacular en esta función liceística. El suyo ha sido un Platée de muchos quilates.
Junto a Beekman, la voz que encandiló al público fue la de Jeanine De Bique. Rameau reservó para el personaje de La Locura los momentos musicales más bellos y espectaculares. Y ahí estaba la elegantísima cantante de Trinidad y Tobago Jeanine de Bique para mostrar en esos momentos una voz angelical, que resolvió a la perfección las coloraturas, así como los saltos interválicos en la famosa escena Formnos les plus brillants concerts. De Bique exhibió dos maravillosos vestidos blancos de alta costura y magnetizó al público por su gracia gestual y por una voz camaleónica de no excesiva proyección, pero sí de gran plasticidad.
Tras su presencia con Ariodante en 2018, William Christie retornaba al Liceu con esta comédie lyrique de Rameau, uno de sus autores fetiche (baste recordar, entre otras grabaciones, Castor & Pollux, Hippolyte et Aricie, Les fêtes d’Hébé o Les Indes galantes). El director francoamericano planteó ya desde el prólogo una Platée radiante, incidiendo en todos los efectos y creando una precisa simbiosis entre música y texto.
Para ello, Christie ha sabido rodearse aquí tanto de voces experimentadas como de jóvenes cantantes (esto último, algo que siempre le ha caracterizado). Por ejemplo, Cyril Auvity (Mercure) empezó su carrera canora interpretando a Telemaco de Il ritorno de Ulisse in patria, gracias a ese de Christie. Marc Mauillon (Cithéron), un habitual en los elencos vocales de Jordi Savall, y Emmanuelle de Negri (Amour/Clarine), habitual colaboradora de Christie, estuvieron brillantes, como lo estuvo asimismo la mezzosoprano Emilie Renard (Junon), integrante del Jardin des Voix de Les Arts Florissants en el año 2013. Pero voces, todas ellas, que se vieron perjudicadas en cuanto a proyección por la dimensión del escenario.
(Foto: A. Bofill)
Lluis Trullén