Don Giovanni sin miedo

Escenarios

El público del ‘Under 35’ ovaciona la primera ópera escenificada del Liceu en ocho meses

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Maltman y Bonilla como el carismático Don Giovanni y la joven Zerlina

Llibert Teixidó

¡Cantemos que el mundo se acaba!

Este juvenil carpe diem flotaba ayer en la atmósfera liceísta durante la que era primera función de ópera escenificada en ocho meses, el preestreno de Don Giovanni para los “Under 35”, mientras en la Moncloa se iba estudiando otro posible toque de queda que frene el actual brote de pandemia. Es decir que el preestreno tenía en este caso tanta o más enjundia que el entreno oficial de mañana. Porque todo en 24 horas puede cambiar en los tiempos que corren. Y porque ya era hora de que la energía de la juventud impregnara las paredes de un teatro que necesita de cierta agitación.

Mientras la Moncloa estudiaba un posible toque de queda, en el Liceu flotaba en el ambiente un juvenil carpe diem

Ocho minutos tardaron en venderse las 1.144 localidades puestas a la venta a precio irrisorio. Y como quien más quien menos ha oído hablar del escandaloso Don Giovanni de Calixto Bieito agitando el Liceu dos décadas atrás, se intuían caritas de rebeldía generacional esperando en sus butacas a que comenzara la función.

¿Qué os parece que en el entreacto vaya a haber una batalla de gallos –de raperos, vaya– en el escenario? Formulamos la pregunta en un Saló dels Miralls animado por luces de colores aunque viudo de Food Tracks debido a las normas pandémicas.

–Ah, pero ¿va en serio? Cuando lo leí en la web del Liceu pensé que era un error.

–Pues yo lo encuentro muy original.

–Sí, bueno, rompe mucho, pero ¿no es un poco demasiado?

–¿Que habrá una batalla de qué?

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Luca Pisaroni es Leporello, el sirviente de Don Giovanni (Christopher Maltman) y el que intenta evitar que se meta en más líos de faldas

Llibert Teixidó

Don Giovanni (DG, si nos ponemos modernos) tiene la virtud de ser un mito y un Mozart que a nadie se le escapa, por muy neófito de la ópera que se sea y por mucho que se haya venido arrastrado por amigos hasta el Gran Teatre. Y el montaje de Christoph Loy tampoco deja indiferente porque, aunque clásica, la parca pero precisa puesta en escena sabe situarse en lo atemporal, en ese mundo psicológico del seductor narcisista que es DG –magnífico el barítono británico Christopher Maltman coleccionando conquistas– que aquí muestra su decadencia y su toma de conciencia, defendiendo su libertad hasta el final.

LA RESPUESTA DE LA JUVENTUD

Siete minutos de aplausos y ovación para la Simfònica del Liceu con Josep Pons al frente

Los maravillosos dúos, tríos, cuartetos y sextetos que Mozart brinda en esta ópera fueron servidos como un menú cinco estrellas por Véronique Gens (Elvira), Miah Persson (Anna), Luca Pisaroni (Leporello), Ben Bliss (Ottavio) Leonor Bonilla (la joven Zerlina) y Josep Ramon Olivé (Masetto), todos ellos muy metidos en la trama y en ese realismo elíptico de terciopelo con el que está contada. Y fue apoteósico el final, con la presencia de la muerte reclamando la atención de DG, al que da una última oportunidad de arrepentirse, y éste negándose rotundamente a enmendare y a renegar de su libertad... De una intensidad abrasiva.

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Bliss y Persson (Ottavio y Donna Anna) descubren al Commendatore, el padre de ella, asesinado por Don Giovanni

Llibert Teixidó

Mozart arrasó en la Ópera de Praga con el estreno de Don Giovanni . Su retrato irreverente de un aristócrata libertino quedaba en esta primera versión compensado por un final un hermosos sexteto final lleno de moralina en el que el resto de los personajes acompañan al bribón en su enmienda. Pero Loy escogió la versión vienesa de DG, en la que ese hermoso sexteto desaparece y el final es la bajada a los infiernos del protagonista. Un final apoteósico que ayer celebró el público con siete minutos de aplausos, de los que Maltman se llevó parte y la Simfònica del Liceu la mayor ovación.

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Kensuke (de espaldas) e Invert en plena batalla de gallos en el entreacto de Don Giovanni ‘Under 35’ del Liceu

A. Bofill

Y qué decir de la batalla de gallos del entreacto. Dos raperos de pro, Kensuke e Invert, nada menos que campeones nacionales de la modalidad Freestyle, salieron a darlo todo en sus quince minutos de gloria liceísta: “Aunque no haya orquesta espero que todo el público me dé una respuesta”, rapeaba uno de ellos al ver que la gente había abandonado la sala después de dos horas modosamente sentada.

Batalla de gallos en el entreacto

La exhibición de rapidez mental que hicieron Kensuke e Invert en el entreacto no desentonó con la hiperactividad que se le supone a Mozart

La exhibición que hicieron ambos de rapidez mental al ritmo del Dj Hazhe no desentonó con la hiperactividad que se le supone a Mozart. Por lo que se puede afirmar que el Liceu acertó en su intención de ser inclusivo con el resto de las artes y al adjudicar las urbanas a una función para gente joven. Hasta hubo un momento de la exhibición con vocabulario percutivo en que Invert adoptó el papel de DG dejándole a su rival el del Commendatore, el padre de Donna Anna al que da muerte al inicio de la ópera. Y ahí fue inevitable oír la expresión “yo me tiro a tu hija...”, muy en sintonía con el espíritu canalla de DG.

–No ha estado mal, no había visto una batalla de gallos en directo, pero ¿y por qué no eran chicas?, decía una joven entre el público.

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