Crítica: «Nabucco» de Verdi en la Metropolitan Opera

Por Carlos J. López Rayward

La Metropolitan Opera de Nueva York repone Nabucco de Giuseppe Verdi, en la historiada producción de Elijah Moshinsky. En esta ocasión, encontramos en el foso a Danielle Callegari, con Liudmyla Monastyrska, George Ganidze, Dmitry Belosselskiy y Rafael Dávila en los papeles principales.

La época en la que la Metropolitan Opera era sinónimo de grandes cantantes hace tiempo que pasó. El prestigio de la compañía perdura, no obstante, si atendemos a los nombres que figuran en sus repartos. Sin embargo, con unas carreras que se van acortando cada vez más, la estrategia de contratar a grandes cantantes con cinco o seis años de antelación está teniendo, en algunos casos, resultados poco satisfactorios.

¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera
¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera

De todas formas, y como dijo el flamenco, qué tendrá que ver la voz con el cante. Incluso en noches donde las voces ya no son lo que fueron, los solistas tienden a dar el máximo en Nueva York.

La orquesta y el coro del Met siguen siendo el motor diésel de la compañía. La orquesta parece querer enmendar sus tropiezos en la pasada temporada, con un plantel de profesores más estables y mayor seriedad en los ensayos. Es imposible estar inspirado 200 noches al año, pero los conjuntos estables del Met, sobretodo su coro, suelen desenvolverse a un gran nivel.

Según anunció recientemente la Metropolitan Opera de Nueva York, esta será la última temporada de Donald Palumbo como director del coro del Met. El director americano dirá adiós en lo más alto de su dilatada carrera, y tras 17 temporadas y alrededor de 3,500 representaciones en Nueva York. Será interesante ver cómo gestiona Peter Gelb esta transición y cómo responderán los coristas del Met ante el cambio de director.

Este ¨Nabucco¨ está siendo la prueba de todo ello.

¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera
¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera

La noche se abrió con una inesperada interpretación del coro Va Pensiero en solidaridad con las víctimas de los ataques en Israel. En ese momento, cupo plantearse la vigencia de la ópera como acontecimiento cultural y político. Todos conocemos la trascendencia de Nabucco en la conformación de la identidad nacional italiana, pero su temática religiosa y bélica, interpretada además por cantantes rusos y ucranianos, no podría ser más relevante hoy.

A la luz del argumento, por momentos disparatado, de Nabucco, podemos preguntarnos acerca de la dialéctica entre poder y religión, y de los fundamentos del poder, vistos desde los ojos de un pueblo obligado a tomar partido siempre contra ¨el otro¨, ahora súbditos, luego fieles, pero nunca dueños de la conformación de su identidad, ni libres para elegir entre ser militantes del odio o agentes de la reconciliación.

Quizá la música de este Verdi crédulo y juvenil no sea la última respuesta, pero sí una primera aproximación. La cegadora luz redentora de lo religioso, la melancolía por la felicidad perdida, el amor y el odio como virtud individual y pecado colectivo, y el triunfo de lo colectivo y el pensamiento único, frente al pensamiento crítico y libre del individuo. Todo está en Verdi con su fuerza irremediable, su hálito de inevitablidad y a la vez con esa ilusión de que el destino puede cambiar con la improbable bondad del soberano, o la fuerza del corazón de los amantes.

George Ganidze en el papel titular de ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera
George Ganidze en el papel titular de ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera

El director de orquesta italiano Danielle Callegari tuvo un papel destacado como organizador del drama musical. Muy verdiano, sacó lo mejor de todos los artistas, sin apreturas y sin forzar los números, dejando respirar a la orquesta en aras de la naturalidad, aunque ello supusiera un perfil orquestal modesto. La propuesta de Callegari fue un éxito, pues permitió el lucimiento del coro y dio buen soporte a los solistas.

El barítono George Ganidze cantó el papel del rey Nabucodonosor de Babilonia. La interpretación de Ganidze, aunque floja en lo vocal, contó con la fuerza interpretativa y el calor musical requerido en el personaje. La voz del georgiano está hueca, es todo cáscara, pero su canto es poético y propositivo, musical pese al timbre. Ganidze es un ejemplo de cantantes que siguen respondiendo a grandes retos pese a contar con un intrumento muy mermado.

La soprano lírica Liudmyla Monastyrska cantó una convincente Abigaille. Monastyrska compensa la dureza y la guturalidad propias de la escuela eslava, con un canto excitante, de gran profundidad dramática. Al verla tan entrgada a su parte, el público soslayó la aspereza de un canto forzado, siempre al límite de la emisión, y decidió centrarse en disfrutar de su ensoñador legato, sus punzates sobreagudos filados y sus escalofriantes bajadas a las profundidades del registro bajo, que la ucraniana, muy astuta, sabe sobreoscurecer.

Liudmyla Monastryska como Abigaille en ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera
Liudmyla Monastryska como Abigaille en ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera

El bajo Dmitry Belosselskiy interpretó el complicado papel de Zaccaria con aprovechamiento. El ucraniano hizo valer su buena presencia en escena y la pujanza de su intrumento, con schillo y buena proyección, sobretodo en la zona alta del registro, para salir al paso de un canto poco imaginativo y una línea monótona. El Zaccaria de Belosselskiy tiene peso y no es desdeñable, y aún podría mejorar con una mejor atención al foso.

El tenor Rafael Dávila salió airoso en su papel como Ismaele, en una página cuyo riesgo y dificultades no se ven compensadas por Verdi con grandes oportunidades de lucimiento. Con todo, el boricua volvió a triunfar en el Met, en otro complicado cometido. Desde la compañía no hacen sino lanzarle bolas con efecto al tenor, que no se arruga y sabe sobreponerse con un instrumento que, por el momento, no da muestras de fatiga.

Tanto la mezzo rusa Maria Barakova (Fenena) como la soprano americana Felicia Moore (Anna) cantaron a un gran nivel, al poder concentrar sus recursos vocales en papeles exigentes aunque más breves que los de sus compañeros. Barakova destacó por su dulzura y sus dotes actorales, mientras que Moore se mostró intratable en los ensembles, volando regia sobre la orquesta, el coro y los demás cantantes.

Maria Barakova como Fenona en ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera
Maria Barakova como Fenona en ¨Nabucco¨ de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Marty Sohl / Met Opera

Cerraron el plantel de solistas el tenor Scott Scully, que tuvo una buena noche como Abdallo y el joven bajo barítono chino Le Bu.

Le Bu está viendo cómo su sueño se va cumpliendo. Tras debutar la temporada pasada en Don Carlo, canta ahora el papel del sacerdote de Baal en Nabucco y en los próximos meses reaparecerá como Biterolf en Tannhäuser, y como Mandarin en Turandot. Bu no hace más que cosechar aplausos del público de Nueva York, que agradece una voz de su tamaño en el Met. El artista chino aún debe mejorar la expresión actoral, si quiere convencer en el futuro en papeles menos hieráticos.

Después del exitoso estreno de Dead Man Walking, este interesante Nabucco está concitando también el interés del público, que no parece acusar la relamida puesta en escena de Elijah Moshinsky, con más años en el Met que Donald Palumbo.

OW


Metropolitan Opera de Nueva York, a 11 de octubre de 2023. Nabucco, ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor, de Anicète Bourgeois y Francis Cornue.

Dirección Musical: Danielle Callegari. Orquesta y coro de la Metropolitan Opera (director del coro: Donald Palumbo). Producción: Elijah Moshinsky, Diseño escénico: John Napier, Vestuario: Andreane Neofitou, Iluminación: Howard Harrison, Director del revival: Knighten Smit.

Reparto: George Ganidze, Liudmyla Monastyrska, Dmitry Belosselskiy, Rafael Dávila, Maria Barakova, Liudmyla Monastyrska,  Felicia Moore, Christopher Bozeka, Le Bu.